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La nube pública

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La nube pública es un conjunto de recursos virtuales desarrollados a partir de un sistema de hardware que pertenece a una empresa externa encargada también de gestionarlo. La nube se pone a disposición de varios clientes a través de una interfaz de autoservicio de manera automática. Es una forma sencilla de adaptar las cargas de trabajo que sufren variaciones inesperadas de la demanda.

Por lo general, las nubes públicas actuales no se implementan como una solución de infraestructura independiente, sino como parte de un conjunto heterogéneo de entornos que mejora la seguridad y el rendimiento, disminuye los costos y aumenta la disponibilidad de la infraestructura, los servicios y las aplicaciones.

  1. Asignación de los recursos: los usuarios externos al firewall del proveedor comparten los recursos virtuales y los servicios de nube del conjunto de infraestructuras, plataformas y sistemas de software del proveedor.

  2. Acuerdos de uso: los recursos se distribuyen en función de las necesidades, pero los modelos de pago según el consumo no son imprescindibles. Algunos clientes usan las nubes públicas sin costo, como las instituciones de investigación que utilizan Massachusetts Open Cloud.

  3. Gestión: como mínimo, el proveedor se encarga del mantenimiento del hardware subyacente a la nube, brinda soporte para la red y gestiona el software de virtualización.

Por ejemplo, Lotte Data Communication Company (LDCC) diseñó una nube privada con Red Hat® OpenStack® Platform para integrar sus sistemas internos. Como su funcionamiento fue un éxito, la empresa comenzó a ofrecer exactamente la misma infraestructura de nube a sus clientes. Se utiliza el mismo conjunto de tecnologías para respaldar ambas nubes, pero los clientes de LDCC usan la nube pública, porque los acuerdos de gestión, recursos y uso presentan todas las características de las nubes públicas.

Cualquier persona puede ofrecer una nube pública; de hecho, hay miles de proveedores en todo el mundo. Algunos de los más conocidos e importantes en la actualidad son Alibaba Cloud, Amazon Web Services (AWS), Google Cloud, IBM Cloud y Microsoft Azure.

Las nubes públicas se configuran de la misma forma que las privadas. Ambas usan una serie de tecnologías para virtualizar los recursos en grupos compartidos, agregar un sistema de control administrativo a todo el entorno y crear funciones de autoservicio automatizadas. El conjunto de tecnologías forma una nube que será privada si proviene de sistemas exclusivos para las personas que los utilizan, quienes se encargan también de gestionarlos; o pública si se ofrece como un recurso compartido a varios usuarios. En cambio, la nube híbrida es una combinación de dos o más entornos interconectados de nubes públicas o privadas.

Para que la nube pueda funcionar correctamente, se deben integrar todos esos elementos tecnológicos entre sí y con la TI actual de los clientes. La conectividad depende del sistema operativo, probablemente una de las tecnologías más subestimadas. El software de automatización, gestión y virtualización que crea las nubes se ejecuta sobre el sistema operativo. La uniformidad, la confiabilidad y la flexibilidad del sistema operativo determinan qué tan sólidas son las conexiones entre los recursos físicos, los grupos de datos virtuales, el software de gestión, los scripts de automatización y los clientes.

Si el sistema operativo es open source y está diseñado para las empresas, la infraestructura en la que se encuentre la nube pública no solo ofrecerá la confiabilidad suficiente para actuar como una base adecuada, sino también la flexibilidad necesaria para expandirse. Por eso nueve de las diez nubes públicas más importantes se ejecutan en Linux, y Red Hat Enterprise Linux es la suscripción comercial más implementada en ellas, como Microsoft Azure

Puede que la nube pública sea la implementación de nube más sencilla de todas: si un cliente requiere acceso a más recursos, plataformas o servicios, solo tiene que pagar a un proveedor de nube pública por hora o por byte para usar lo que necesite, en cualquier momento. La infraestructura, la capacidad de procesamiento en bruto, el almacenamiento o las aplicaciones basadas en la nube se virtualizan a partir del hardware del proveedor, se agrupan en lagos de datos, se coordinan con un software de gestión y automatización, y se transmiten al cliente a través de Internet o de una conexión de red específica.

Piénselo de esta manera. El cloud computing proviene de una infraestructura desarrollada meticulosamente, similar a la manera en que los servicios de electricidad, agua y gas son el resultado de años de desarrollo en infraestructura. Se pone a disposición de los usuarios a través de las conexiones de red, del mismo modo en que se puede acceder a los servicios públicos gracias a las redes de tuberías subterráneas.

Los propietarios y los usuarios no son los dueños del agua que sale de las tuberías, no supervisan las operaciones de la planta que genera la electricidad que utilizan sus electrodomésticos, ni deciden cómo obtener el gas que calefacciona sus hogares. Solo establecen un acuerdo, utilizan los recursos y pagan por lo que consumen durante un período determinado.

El funcionamiento de la nube pública es muy similar. Los clientes no son dueños de los gigabytes de almacenamiento que utilizan para sus datos; no gestionan las operaciones en la torre de servidores donde se encuentra el hardware; y tampoco deciden cómo proteger o mantener sus plataformas, aplicaciones o servicios basados en la nube. Los usuarios de la nube pública simplemente establecen acuerdos, utilizan los recursos y pagan por lo que consumen. 

Las empresas ya no suelen adoptar distribuciones exclusivas de nube pública o privada, sino que optan por soluciones de entornos híbridos que incluyan infraestructuras de ambos tipos de nubes, de virtualización y de servidores dedicados (bare metal). Esto permite que los beneficios de cada entorno compensen las desventajas del resto.

 

Migrating clusters public cloud

Por ejemplo, piense en una empresa que ejecuta todas las cargas de trabajo en un solo clúster virtual. El clúster funcionaría en su máxima capacidad, lo cual ralentizaría el tiempo de respuesta, y los equipos de operaciones recibirían una avalancha de llamadas o solicitudes por parte de los dueños de las aplicaciones enfadados. Esta situación se podría resolver implementando otro clúster virtual y automatizando el equilibrio de las cargas de trabajo entre ambos. Ese es el inicio del entorno híbrido.

 

Migrating cluster to cells public cloud

La empresa podría expandir su cartera de productos para incluir una nube privada de infraestructura como servicio (IaaS), como Red Hat® OpenStack® Platform. Las cargas de trabajo que no necesitan ejecutarse en la infraestructura virtual podrían trasladarse a la nube privada de IaaS, lo cual permitiría ahorrar dinero y aumentaría el tiempo de actividad de la carga de trabajo.

 

Migrating cells to regions public cloud

Para agilizar la respuesta para los usuarios de la nube que se encuentran a miles de kilómetros de distancia, la empresa podría asignar algunas cargas de trabajo a las nubes públicas en lugares cercanos. Esto permitiría que la empresa controlara los costos y mantuviera la alta disponibilidad.

La mayoría de las empresas no puede darse el lujo de consagrar la totalidad de sus negocios a un solo entorno, ya sea de nube pública o privada. Incluso con los entornos híbridos, los equipos de desarrollo no pueden perder tiempo con las interfaces de programación de aplicaciones (API) y los marcos de integración incompatibles durante la migración de las cargas de trabajo. Deben tener la certeza de que sus aplicaciones se ejecutarán de la misma forma en cualquier entorno, uno de los resultados principales de la estrategia de nube híbrida abierta.

Si su estrategia de nube híbrida incluye una nube pública, podemos ofrecerle un ecosistema de cientos de proveedores de nubes y servicios con certificaciones de Red Hat®. Hemos diseñado nuestra plataforma de aplicaciones como servicios de nube con los principales proveedores, ediciones de servicios de nube Red Hat OpenShift, para que diseñe, implemente y ajuste las aplicaciones en la nube pública. La uniformidad es el factor común de los entornos híbridos exitosos y posibilita la implementación de la estrategia de nube que mejor se adapte a sus necesidades, a su propio ritmo.

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